Nuevo periodismo

El llamado Nuevo Periodismo es una corriente periodística que para muchos tuvo su nacimiento en los años 1960 en los EE. UU. en el contexto de los cambios sociales y culturales que se vivieron en dicha época, a raíz de la publicación del libro A sangre fría de Truman Capote, novela de no ficción donde se combinaban elementos literarios con otros propios de la investigación periodística y los aportes desde el reportaje realizados por el escritor Gay Talese.
La ligereza y la brevedad de los textos periodísticos estadounidenses, donde primaba la regla de la pirámide invertida, sirvieron de detonante para aquellos nuevos escritores que veían una oportunidad de cambiar el estigma del paradigma de Harold Lasswell, donde el qué, quién, cómo, cuándo y por qué, encabezaban los principales diarios de ese país. Sin embargo, los nuevos estudiosos del oficio vieron una oportunidad de trabajo en ese estándar vacío que estaba brindando información escueta y superficial de los hechos que ocurrían y que en muchos casos pasaban inadvertidos por la falta de profundidad y seriedad impuesta desde sus redactores.

Es así como jóvenes escritores enfocaron la finalidad de este nuevo periodismo en la de contar historias que respondan a hechos reales que aparenten ser ficcionales, para que el espectador pueda recrear de manera más amena las circunstancias que lo convirtieron en noticia, teniendo en cuenta un hilo conductor, un lenguaje literario cuyo asidero esté en el uso de adjetivos y figuras literarias y, en la eficacia de un diálogo que deje entrever el carácter y las emociones de los personajes.
Durante mucho tiempo las dos profesionales trabajaban una separada de la otra, sin darse cuenta que si bien eran diferentes en su forma, apuntan a la misma finalidad, razón por la cual tanto periodistas como literatos, empleaban sus propias herramientas y su estilo era claro y bastante definido. No obstante como lo asegura Caparrós, la situación empezaría a disolverse visiblemente hace cuarenta o cincuenta años, pero también eso es una convención, porque la crónica con herramientas de la ficción se ha trabajado hace 2500 años. Herodoto, por ejemplo, era un excelente periodista, sus crónicas de viaje son de lo mejor que se ha escrito, pero se le tiene como padre de la Historia y como literato.

El argentino Martín Caparrós define a la literatura como un conjunto amplio que incluye ciertas formas de periodismo. Él asegura, como otros grandes autores que se han referido sobre el tema, que dentro de la literatura, dentro de lo que se hace valiéndose de cierta estructura de palabras y demás, están tanto la ficción como el periodismo. Además la finalidad última de las dos corrientes es usar las herramientas del relato para crear en el lector la sensación de que los hechos que son objeto de su lectura fueron sacados de un cuento de hadas. Caparrós, deja para la reflexión “Robarle a la ficción lo que se pueda para hacer mejor periodismo”.

A pocos años del Boom latinoamericano, hay un dato que no debe pasar inadvertido, y es la obra Operación Masacre de Rodolfo Walsh, en 1957, fiel reflejo de lo que luego se denominó New Journalism (Nuevo Periodismo). En esta obra, se retratan las versiones no contadas del terrorismo de Estado durante la dictadura de Argentina, versiones que Walsh logra mezclar muy bien con un estilo literario propio, imprimiéndole así una noción de texto obligado, para quienes desean conocer más de este hecho que marca la historia del sur del continente, no por la utilización de datos y fechas, sino cómo aparecen historias sorprendentes alrededor de esos datos.

Como se mencionó, el Boom Literario sirvió de plataforma para que esta nueva forma de periodismo cobrara vida con mayor arraigo y sentido impermeable desde del periodismo de oficina. Los ejemplos son claros: al citar por Perú, a Mario Vargas Llosa; por Argentina a Martín Caparrós, Tomas Eloy Martínez; por México, Alma Guillermo Prieto, Octavio Paz; y por Colombia, a Gabriel García Márquez, Juan José Hoyos y Alberto Salcedo Ramos, entre otros muchos que entendieron la dinámica de llegarle al lector con historias cotidianas, sencillas, fascinantes y sorprendentes, materializadas por ejemplo en géneros como crónica, reportaje, perfil y entrevista de personaje, entre otros.

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