PASOS PARA ARMAR LA PROGRAMACIÓN
¿Qué pasos dar? ¿Qué elementos tomar en cuenta?
Vamos a hacer la programación —o la reprogramación— de nuestra emisora. ¿Por dónde empezamos? ¿Qué pasos dar? ¿Qué elementos tomar en cuenta?
Perfiles y públicos
El kilómetro cero consiste en respondernos para qué y para quiénes pensamos la programación. No nos referimos ahora a los grandes y previos objetivos del proyecto radiofónico (el servicio a la comunidad, los Derechos Humanos, la construcción de ciudadanía). Se trata de metas más específicas relacionadas con el perfil de la radio. Por ejemplo, una emisora indígena pondrá en primer plano la identidad cultural. En una cultura muy machista, la temática de género estará priorizada. En una zona minera, la problemática ecológica estará siempre en agenda. Se trata de determinar el eje central —o los ejes— transversales a toda la programación.
Y para quiénes se diseña la programación. Porque la audiencia no es un todo homogéneo. No hay un público, sino muchos públicos. ¿Qué espacios dedicaremos a mujeres y a hombres, a niños y niñas, a jóvenes, adultos y adultos mayores? ¿Y los idiomas? ¿En nuestra área de cobertura se habla una sola lengua? Y en cuanto al sector social que queremos alcanzar: ¿más popular, más de clase media, más urbano, más campesino, más de migrantes o informales?
Comencemos por ahí, definiendo con qué rostro y con quiénes queremos relacionarnos.
Un buen diagnóstico
Hay que conocer muchas cosas antes de lanzarse a la aventura de montar una programación:
Conocer el contexto.
¿Qué instituciones hay en la zona, cuáles tienen credibilidad, cuáles son los centros de poder económico y político, quiénes son los amigos y los enemigos, con quiénes podemos relacionarnos, con quiénes debemos hacer alianzas?
Conocer los públicos.
¿A quiénes me dirijo cuando abro el micrófono? ¿Cuáles son sus horarios, qué les gusta y disgusta? ¿Cómo se divierten, qué música prefieren? ¿Cómo hablan, qué refranes emplean? ¿Cuáles son sus necesidades más apremiantes? ¿Qué otros medios de comunicación consumen? ¿Cultura, costumbres, religiosidad?
Conocer la competencia.
¿Cuántas emisoras entran en los receptores de mis oyentes potenciales, qué alcance tienen, a qué necesidades del público responden? ¿Cuáles son sus mejores programas y sus locutores favoritos? ¿Qué puesto ocupan en el rating? ¿Cuáles son nuestras ventajas comparativas en relación a estas emisoras?
Conocer nuestros recursos. ¿Con qué equipo humano contamos? ¿Qué capacitación tienen, con qué motivación trabajan, cómo se relacionan unos con otras y otras con unos? ¿Son creativos? ¿Y los equipos técnicos? ¿Podemos diseñar una programación audaz y callejera con ellos?
Con estos datos, y algunos más que se les ocurrirán a ustedes, ya podemos poner manos a la programación.
PASOS PARA ARMAR LA PROGRAMACIÓN
Un programa nuevo es como un recién nacido. Hay que acompañarlo en sus primeros meses hasta que camine solo.
Ya definiste el perfil de tu programación y de los públicos que quieres priorizar. Ya hiciste un buen diagnóstico del contexto, de tus recursos humanos y técnicos, y de la emisoras de la competencia que vas a enfrentar.
Ahora es el momento más creativo. Hay que inventar, diseñar y distribuir los diferentes espacios a lo largo de la programación. Hay que armar la “parrilla” o “barra” de programas sobre las 24 horas del día y sobre los siete días de la semana.
Para cada programa (por lo menos) debes especificar estos datos:
Nombre del programa:
Público al que se dirige:
Duración:
Periodicidad:
Animadores/conductores:
Responsables de producción:
Ejes temáticos:
Formatos y recursos radiofónicos:
Musicalización:
Modos de participación del público:
Diseño general del programa:
Mecanismos de evaluación:
¿Cuál es la mejor periodicidad para un programa? Digamos que la radio es cíclica, como la vida. Vuelve y vuelve, no se detiene. Por esta razón, la periodicidad óptima es la diaria, de lunes a viernes, porque crea hábito. Los programas sueltos o incluso interdiarios, o dos veces por semana, no dan mucho resultado.
Los programas de fin de semana sí pueden captar mucha audiencia. Como sábados y domingos son jornadas de descanso y deportes, la programación también se relaja y hace más festiva.
Una vez armados los programas de la semana ya tienes la programación regular. Durante el año, diseñarás programaciones especiales según las fiestas u otras ocasiones.
No hay que sacar todos los programas nuevos al mismo tiempo. Sería una locura. Ve poco a poco, lanza uno, lo evalúas y ajustas, lanza otro, y así. El resto del tiempo, hasta que tengas consolidado los principales espacios, lo llenas con música.
Un programa nuevo es como un recién nacido. Hay que acompañarlo en sus primeros meses hasta que camine solo. ¿Cómo va gustando, qué reacciones provoca, cuánto participa la gente, qué relación establecen los conductores con el público? Quien tenga la responsabilidad de la programación deberá monitorear permanentemente el nuevo espacio y no dejarse guiar por dos o tres llamaditas alentadoras. Si el programa es bueno, puede ser mejor. Si es mejor, puede ser lo máximo.
Un último consejo. La audiencia no es tan estable como quisiéramos: se cansa, se aburre, se deja seducir por otras radios. También la creatividad de nuestros productores y productoras se desgasta y va perdiendo el impulso inicial. Así pues, cada cierto tiempo —una vez al año, al menos— haz un sondeo de audiencia para conocer cómo está llegando tu radio al público que pretende alcanzar. Para esto, te servirán las encuestas, las entrevistas en profundidad y los focus group.
Fuente: http://programacionradiocomunitaria.blogspot.com.ar/
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